miércoles, 2 de noviembre de 2011

Historias...

Historias en las que me gusta ser protagonista y otras en las que prefiero ser un extra “número 167”, o directamente no aparecer. Historias donde personas la pasan bien, otras mal, y otras se neutralizan desde el principio hasta el final. Donde hay un bueno y un malo. Donde se sabe quien siempre lleva las acciones a cabo (a veces quiero ser ‘ese’, a veces no). Donde a veces el comienzo es distinto al final. Donde el nudo, cambia el sentido y la dramática de la historia. Donde algo siempre predomina: “Amor”, “Tristeza”, “Felicidad”. 

Historias…

Prefiero las de romance, las que te sacan de la realidad y te hacen vivir un mundo de fantasía. Donde un hombre y una mujer se enamoran y sus vidas terminan siendo perfectas: “Y vivieron felices para siempre…”. Esas que vos te quedas pensando en que se casaron, tuvieron hijos, y se amaron hasta la muerte.
Están las de terror, las que terminan con un final abierto y te quedas pensando… “¿Lo habrán matado después?”... “¿Habrán descubierto que era él?”...  Dudas que siempre permanecen porque nunca nadie te va a contar el final, porque no está escrito… Momento donde tu imaginación tiene que ir más allá de todo.

Prefiero eso. Novelas que relaten historias ajenas. Donde yo no sea ni protagonista ni la extra “número 167”.

Pero yo también tengo una historia. Una historia que se empezó a escribir hace 14 años atrás cuando nací. Cada recuerdo, cada palabra, esos primeros pasos, siempre van a quedar en la vida de los que estuvieron conmigo y en la mía.

Ahora a mis ‘14’, muchas dudas se me presentan como a muchos adolescentes que atraviesan la misma etapa. Donde el amor un día es bueno y al otro día es lo peor que hay. Donde la amistad, es el mejor tesoro que guardamos y hay que cuidarlo como tal. Donde es muy necesario llorar para descargarse de todo. Donde hablar con los que queremos es muy importante, no alivia nos hace sentir mejor. Donde una de las cosas que más queremos es que NOS ESCUCHEN. Que sepan lo que sentimos. Que cuando estamos de mal humor no es para desagradar a nadie.

Parecen simples cuestiones leyéndolas, pero vivirlas no es fácil. Son situaciones en que preferimos no hablar con nadie y tratar de resolver el problema solo, pero la verdad es que la mayoría de las veces no es así. Necesitamos casi siempre las palabras de un amigo, que te diga: “A mí también siempre me pasa, y bueno, mira, hoy estoy bien, porque a la vida hay que vivírla feliz, haceme caso”.

Son pequeñas cosas que llevan a cortas historias, ya sea de amor, etc. Pero juntas, conforman una historia real, donde no hay un mundo de fantasías, pero si ilusiones: “Voy a estudiar ‘psicopedagoga’, porque me gusta esa carrera, para tener un trabajo fijo, ser alguien, tener un título universitario”, y como esa hay muchas. “Voy a viajar a ‘Francia’, porque mi sueño es conocerlo”, etc.

Historias que duran una hora, un día, una semana, un mes, un año, diez años, veinticinco años, y hasta toda una vida. Que empiezan mal, y terminan bien. Que empiezan bien y terminan mal. ¡Hay de todo!

Historias verdaderas de otras personas que te levantan el ánimo, que te hacen pensar.

“Pero mi historia quiero que sea seguida de buenas decisiones y que sea perfecta en todo sentido”… Es el pensamiento de muchos, el mío por ejemplo. Yo digo: ¿Quién no quiere una vida así?: “PERFECTA”. No hay una historia real que la relate.

No hay historia sin un comienzo, nudo y final. Nuestra imaginación puede volar al más allá inventándola. Pero la realidad no vuela, es más, camina sobre tierra y no es capaz de esquivar los posos donde es muy posible caerse.

La vida misma es una larga historia, es un largo camino, a veces de tierra, cuando quiere pavimentado, y sino de barro por la tierra y la tormenta que cayó justo arriba mío. (Metafóricamente quiero expresar las distintas situaciones y estados de ánimo por los que pasamos nosotros, los adolescentes). Que no todo es JODA, que tenemos una historia, que no es ficticia ni fantasiosa, que hay que remarla bastante para lograr grandes o pequeñas cosas. Que todavía hay algunos que nos preocupamos por nuestra vida. Por nuestra historia. Por  anécdotas que de grandes les vamos a contar a nuestros hijos. Que cada experiencia es un corto relato que conforma un todo.  Cada alegría, llanto o momento compartido, hace que nuestra HISTORIA esté llena de cosas únicas, originales. Que ni con el tiempo desaparecen de nuestras memorias. Que nos ayudan a cambiar malas actitudes o corregir muchos errores.

Hagamos con nuestra historia momentos únicos. Sepamos aprovecharla, vivirla y compartirla. Seamos originales. Disfrutémosla.

Florencia Formiga.

1 comentario:

  1. Que hermoso lo que escribiste Flor! Y hay una canción que dice asi: Somos actores de este gran escenario que se llama vida. Pasiones, amores, traiciones, sueños, mentiras... Porque la vida es una comedia de ilusiones, Nacemos, crecemos, vivimos, como nos toca (LFC)
    ¡VIVIR ES DE VALIENTES!

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